MILÁN

Moda, arte y un buen aperitivo.

Milán es mucho más que pasarelas y escaparates de lujo. Es cierto que la ciudad respira moda por los cuatro costados, pero lo que más me sorprendió fue cómo combina ese glamour con una historia impresionante. La Catedral de Milán (Duomo) es sencillamente espectacular; subir a su terraza y ver la ciudad desde arriba rodeado de pináculos góticos es una de esas experiencias que valen la pena.

Otro lugar que me dejó sin palabras fue La Última Cena de Leonardo da Vinci. No es fácil conseguir entrada, pero si lo logras, estar frente a esa obra maestra es algo que impresiona muchísimo.

Pero Milán también se vive en la calle, con sus aperitivos al atardecer. Me encantó la zona de los Navigli, con sus canales llenos de bares donde puedes tomarte un spritz acompañado de tapas que, en algunos sitios, casi sustituyen la cena. Es un plan perfecto para relajarse después de un día de turismo.

Y no olvidemos el fútbol, porque el ambiente en San Siro en un partido del Milan o del Inter es algo único. Milán es sofisticada pero cercana, una ciudad que combina lujo, cultura y vida local de una manera que engancha.

Puntuación Viajera Milán 65%

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